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A continuación, encontrarás una breve introducción al uso del Tarot de los Orishas, un mazo de cartas diseñado específicamente para promover el autoconocimiento y la práctica espiritual individual.
Descubrirás que este no es cualquier mazo de tarot y su uso no está ligado a la adivinación. Sin embargo, si sientes que tienes las habilidades necesarias para usarlo como un mazo tradicional, eres libre de experimentar con los arquetipos que cada carta representa. No obstante, en esta guía no encontrarás instrucciones sobre cómo leer las cartas a los demás ni cómo predecir eventos futuros. En su lugar, encontrarás una poderosa herramienta para un mejor autoconocimiento y para una práctica saludable de psicomagia.
El Tarot de los Orishas
Como probablemente sabrás, el origen de los tarot es desconocido, y algunos lo atribuyen a la civilización egipcia, mientras que otros lo remontan a la sumeria. Lo que es seguro es que los primeros mazos que presentaban las imágenes de los Arcanos Mayores, como El Loco, La Muerte, La Torre..., aparecieron por primera vez en un mazo italiano del siglo XV, el famoso Visconti-Sforza, y al principio se usaban principalmente como cartas de juego.
La primera persona en Europa que hizo un uso público del tarot como una herramienta no para el juego, sino para la adivinación, fue el esoterista y ocultista francés del siglo XVII, Jean-Baptiste Alliette, más conocido por su seudónimo, Etteilla. A partir de ese momento, el tarot quedaría inseparablemente ligado a la capacidad de predecir el futuro.
Tendremos que esperar la llegada de figuras notables como Carl Gustav Jung, el famoso psicoanalista suizo, para presenciar la revolución que convirtió el tarot en un código simbólico para la lectura del psique profundo.
El Tarot de los Orishas fue concebido de acuerdo con esta visión.
Dicho esto, cada persona es libre de usar el mazo como considere apropiado o de la manera que le parezca más efectiva, pero en la intención de su autor, quien les escribe, el mazo sirve para comunicarse con nuestro subconsciente, con nuestro inconsciente y tal vez, para algunas personas particularmente sensibles, con el inconsciente colectivo.
Todo esto gracias al poder del símbolo, como icono capaz de ejecutar programas no accesibles racionalmente.
El Oráculo de los Orishas no es más que una puerta que se abre a tu mente profunda y, aprovechando una suspensión temporal del enfoque racional, permite que el conocimiento y las intuiciones que ya tenemos dentro de nosotros emerjan. No lo uses como si fuera Google. No puede darte respuestas que no conoces ya. Sin embargo, dentro de nosotros hay millones de fragmentos de conocimiento almacenados—considerados insignificantes o inútiles, o heredados de manera subliminal, como decía Jung. Esta práctica puede reactivarlos, permitiéndote encontrar tus respuestas.
Aprovechando el poder evocador de los iconos y confiando en la intuición del inconsciente, puede ayudarte a extraer de tus profundidades pensamientos bloqueados o descuidados. Cuanto mayor sea tu sensibilidad, más profundamente podrás llegar en los niveles de interpretación, comprendiendo las frases clave de maneras diferentes.
Subconsciente:
Las cosas en tu vida que sabes de saber, pero que no puedes admitir o recordar. Ejemplo: información adquirida mediante el estudio hace muchos años. No la recordamos conscientemente, pero recordamos haberla estudiado. Esta información influye en nuestra vida porque está presente en nuestra psique y puede llevarnos a creer ciertas cosas como verdaderas y otras no. Aunque estén enterradas en el subconsciente, afectan nuestra vida presente. Las cartas pueden traerlas a la memoria.
Inconsciente:
Las cosas en tu vida que no sabes que sabes. Ejemplo: la información contenida en los créditos finales de una película que acabas de ver. Nombres y profesiones de personas desconocidas que tu cerebro registra inconscientemente, almacenándolos en el inconsciente como "información no importante". Las cartas pueden traerlas a la memoria.
Inconsciente Colectivo:
Las cosas que pertenecen a tu conocimiento como ser humano. Memorias ancestrales conectadas a nuestra especie como humanos. Ejemplo: el recuerdo de una catástrofe natural ocurrida hace miles de años, que no nos afectó como individuos, pero que ha quedado almacenada en nuestra memoria colectiva como especie. Las cartas pueden traerla a la memoria.
CONSEJOS DEL CAOS
Puedes utilizar la baraja del Tarot de los Orishas como quieras, para adivinación, para leer o utilizar las cartas de iconos para la práctica de psicomagia. El método propuesto en este sitio es el "oracular". Básicamente, se trata de barajar las cartas y coger una al azar. Pero veamos en detalle:
CONSEJOS DEL CAOS
La práctica Consejos del caos, se debe realizar principalmente por la mañana y solo se debe realizar una vez al día (estos consejos proceden de mi experiencia y non deben necesariamente ser seguidos). Se barajan las cartas intentando mantener la mente en blanco. El silencio mental no es fácil de obtener, puedes ayudarte observando las cosas que te rodean, el paisaje fuera de la ventana o concentrándote en una imagen que te ayude a obtener paz mental, como un mandala. En este punto, cuando ya no escuches tu voz en tu cabeza, saca una carta al azar.
En este punto ustedes se convierten en los intérpretes del juego. A partir de la lista de palabras clave contenidas en la ficha de la carta, tendrás que intentar comprender qué indicaciones te envía el Caos para ayudarte durante el día. Para interpretar las cartas puedes usar las palabras claves o dar una interpretación personal leyendo las características clave de cada Orisha en su ficha.
ORÁCULO DE IFÁ
El oráculo de Ifá es un sistema adivinatorio utilizado por sacerdotes de religiones africanas y afroamericanas (Babalawos) que se basan en la tradición yoruba de los Orishas. Es un sistema muy complejo, en el que el sacerdote, al arrojar cáscaras o semillas sobre una mesa, interpreta las respuestas de los Orishas, en nombre del consultante.
No haremos nada de esto, pero usaremos la baraja como herramienta oracular.
Barajamos las cartas el tiempo suficiente para procesar una pregunta específica. Una vez que tengamos la pregunta necesitamos pronunciarla correctamente y en voz alta. En este punto podemos sacar una carta al azar y proceder a su interpretación siguiendo una vez más las instrucciones de la carta. Es un proceso muy similar al de Consejos del caos, pero con dos diferencias:
1. Nuestra mente, mientras barajamos las cartas, no debe quedarse en silencio, sino concentrarse cuidadosamente en una cuestión concreta.
2. Cualquier hora del día está bien y podemos repetir la consulta hasta 3 veces al día.
Atención:
Mejor no hagas preguntas sobre los demás: (¿Me ama?)
La baraja responde a lo que creemos que es verdad. Nunca dará una respuesta que se encuentre en el subconsciente de otra persona, sino siempre y solo lo que está en el nuestro, sea cierto o falso.
Mejor no preguntes dos o más opciones: (¿Debo ir a la derecha o a la izquierda?)
Dos opciones son una limitación; es posible que tu subconsciente te muestre un tercer camino que no habías considerado conscientemente.
Mejor no hagas preguntas sobre escenarios que no te involucren a ti: (¿cómo será el mundo en 2340?)
Predecir el futuro no es algo sencillo ni al alcance de todos. Es mejor evitar falsas ilusiones.
El Oráculo de Orishas no es más que una puerta que se abre a tu mente profunda y que, aprovechando una suspensión temporal del enfoque racional, permite aflorar los conocimientos e intuiciones que ya tenemos en nuestro interior. No lo uses como si fuera Google. No puede darte respuestas que no sabes ya (a menos que seas un psíquico o un vidente). En nuestro interior, sin embargo, hay millones de conocimientos archivados, porque se consideran sin importancia o de poca utilidad, o porque se heredan de forma subliminal, como decía Jung. Esta práctica puede reactivarlos permitiéndote encontrar tus respuestas.
Cada aspecto de la vida de los hombres está regulado por un Orisha.
Los Orishas son llamados Dioses en la tradición religiosa,
en cambio, en la interpretación psicoanalítica, se les llama arquetipos.
Práctica ritual
Como se mencionó anteriormente, existen algunas prácticas que pueden reactivar en nosotros la fuerza de los arquetipos universales. Una de ellas (la que yo práctico y, por tanto, les propongo) es la práctica psicomágica.
Pero, ¿qué es la psicomagia?
En realidad se trata de una práctica ancestral y compartida globalmente, que hunde sus raíces en la magia popular y el chamanismo, llegando a involucrar, con el tiempo, también al psicoanálisis, la alquimia, la astrología y el tarot. Cuando este conjunto de conocimientos se combina con el arte, surge la psicomagia. Esta práctica tiene como objetivo establecer un diálogo con el subconsciente, para eliminar sus bloqueos, despertar su potencial o sanar sus traumas. Para conseguir este efecto recurre a la puesta en escena de acciones teatrales de alto valor simbólico.
El padre de esta técnica artística curativa es Alejandro Jodorowsky:
«… la psicomagia propone un camino inverso al del psicoanálisis. En lugar de enseñar al subconsciente a hablar el lenguaje de la racionalidad, le enseña a la racionalidad a hablar el lenguaje del subconsciente. El subconsciente está hecho de sonidos, olores, sensaciones, imágenes, experiencias táctiles…»
De esta consideración surge, por tanto, la necesidad de escenificar un ritual simbólico cada vez que queremos comunicarnos con un Orisha, siendo los Orishas nada más que un mundo arquetípico, subconsciente, esperando a ser reactivado.
Por eso, adoptaremos algunos de los principios expuestos por Jodorowsky para poder utilizar el Tarot de Orishas en nuestra práctica ritual.
Estos son algunos de los principios que nos interesan en este contexto:
— Únicamente hay un lenguaje capaz de incrementar nuestro nivel de conciencia, y es el lenguaje del arte y la poesía.
— El inconsciente comprende mejor el lenguaje de los sueños que el lenguaje racional.
— Una instrucción no llega a ser verdaderamente operativa, no puede adquirir todo su potencial transformador, a menos que no se aplique. Si a una toma de conciencia no le sigue una acción, esta permanece totalmente estéril. Es decir: una acción vale más que mil palabras.
Esto significa que quienes quieran utilizar la baraja del Tarot de los Orishas también para la práctica ritual, encontrarán en la ficha de cada Orisha algunas indicaciones útiles para organizar su propio altar y escenificar representaciones psicomágicas.
En las instrucciones no encontrarás dogmas ni reglas. Este mundo no tiene nada que ver con la religión. En cambio, encontrarás consejos que provienen de mi experiencia personal y eres libre de seguirlos o no.
De estas consideraciones surge la necesidad de escenificar un ritual simbólico cada vez que queremos comunicarnos con un Orisha, siendo los Orishas nada más que un mundo lleno de instrucciones esperando ser activadas.
Entonces:
¡DEBEMOS HACER TEATRO!
Un teatro que, en lugar de ser un entretenimiento público, sirva a nuestra espiritualidad privada.
En el sitio encontrarás un ritual psicomágico para cada Orisha. Estas son indicaciones basadas en la experiencia personal, eres libre de seguirlas o ignorarlas.
Para leer el significado de las cartas hay que registrarse en el sitio. Sé que a muchos no les gusta esto, pero lamentablemente es necesario para impedir la libre circulación de imágenes artísticas en la web. Existe un mercado ilegal que vende barajas de cartas falsificadas, incluso en plataformas importantes como Amazon. Esto supone un gran perjuicio para nosotros los artistas, tanto a nivel de imagen (las barajas falsificadas nunca tienen la misma calidad que las originales) como a nivel económico (los verdaderos autores de las barajas no reciben ninguna compensación). Para registrarte solamente necesitas una dirección de correo electrónico y una contraseña. No te pido ningún otro dato personal. Sus correos electrónicos no serán utilizados con fines comerciales.
Los Arquetipos
En la vida a menudo tenemos la impresión de encontrarnos ante modelos o patrones repetitivos, ya sean modelos de comportamiento o formas naturales. Estos modelos se definen como arquetipos y en psicología analítica se los considera responsables de por qué el mundo está hecho como es y por qué el hombre piensa como piensa.
El famoso psicólogo y psiquiatra suizo Carl Gustav Jung, que dedicó toda su vida al estudio de estas formas modelo, llegó a la conclusión de que los arquetipos son formas arcaicas de conocimiento humano innato, que se transmiten de forma hereditaria, casi biológica. Una verdadera herencia psíquica ancestral.
Jung fue muy criticado porque fue el primero en atreverse a crear una correlación interdisciplinaria entre campos de conocimiento que “debían” permanecer separados. Por un lado, ciencias como la psicología y la psiquiatría, por otro, pseudociencias como la alquimia, la astrología, la numerología y el esoterismo. El “Gran Viejo” (como muchos lo llaman cariñosamente) Jung, unió todos estos conocimientos, con el hilo de oro, el hilo de Ariadna, que nos ayuda a no perdernos en los laberintos de la mente, y generó la abarcadora teoría de los arquetipos universales y el subconsciente colectivo.
Su aportación fue tan importante que acabó cambiando la percepción que siempre había tenido el hombre hacia algunas disciplinas, como la astrología, que pasaba de ser una herramienta para predecir el futuro a una herramienta para leer el presente. Esta revolución, nuevamente gracias a C.G. Jung, también acabó cambiando la forma en que se lee el Tarot en la actualidad.
De hecho, algunas de las herramientas con las que Jung desarrolló el estudio del inconsciente fueron justamente la astrología esotérica y el tarot.
Estableció una relación transicional entre la psique individual y un supuesto sistema simbólico transpersonal: los arquetipos. De esta fusión se deriva, como consecuencia lógica, una misticización de la psicología y una psicologización del misticismo, la cual diluye totalmente la frontera entre las ciencias ortodoxas y las periferias desconocidas del conocimiento, que hoy llamamos pseudociencias.
Los arquetipos del Padre, la Madre, el Joven, el Viejo, el Héroe… son todas personalidades que pertenecen a la psique colectiva, y están presentes en nuestras narrativas míticas y místicas, al igual que las situaciones arquetípicas, como la Muerte, el nacimiento, el Viaje, la Iniciación… Estas piezas compuestas por personajes y situaciones típicas son las piezas de la experiencia humana.
En palabras de Jung: “una imagen o arquetipo primordial es una figura, ya sea una deidad, un ser humano o un proceso, que se repite constantemente a lo largo de la historia, apareciendo allí donde la imaginación creativa encuentra un lugar para expresarse libremente. En cada uno de estos hay una parte del destino humano”.
Aunque los arquetipos, en nuestra vida cotidiana, viven enterrados bajo un manto de conciencia racional, pueden, a través de determinadas prácticas, ser reconocidos y reactivados, para permitirnos encontrar y expresar nuestro verdadero “yo”.
¿Pero por qué hacerlo?
Es muy sencillo: para poder construir mejores relaciones, interpretar mejor nuestras necesidades, desarrollar la autoconciencia y mejorar como personas. En definitiva, para ser felices.
Jung, a diferencia de Freud, no creía que los seres humanos nacieran vacíos y luego esculpiesen su psique únicamente sobre la base de la experiencia acumulada a lo largo de la vida. Jung consideraba que cada individuo nacía con una herencia simbólica preinstalada, heredada al igual que la genética. También pensaba que parte de este patrimonio no pertenecía solo a la sociedad o al linaje familiar del individuo, sino que era un patrimonio colectivo que podríamos definir como “los genes mentales de la humanidad”. Al igual que los genes biológicos, estos genes se cambian, intercambian y recombinan, creando los infinitos matices de la psique humana, esas características que, si aplicamos este concepto en la genética, hacen que mi rostro se distinga del tuyo, pero que también existan grupos étnicos, dobles y gemelos idénticos.
En este sentido, podríamos considerar a los Orishas, como los grupos étnicos de la identidad arquetípica.
Por eso, en el tema arquetípico de una persona normalmente conviven múltiples Orishas, incluso muy diferentes, así como en nuestra herencia genética pueden coexistir genes que provienen de lugares que nunca hubiésemos pensado que nos pertenecían.
Crear un tema arquetípico propio equivaldría en cierto sentido a hacer una prueba de ADN mental y tal vez descubrir algunas afiliaciones que nunca hubiéramos sospechado.
Recordando siempre que nos movemos en los territorios fronterizos y esto siempre requiere una buena dosis de precaución.
Arquetipos en la historia
La ciencia, la filosofía y la religión han sido moldeadas por arquetipos. Determinan la forma que utilizamos para decodificar el mundo exterior a través de los sentidos, pero al mismo tiempo son la herramienta con la que nosotros mismos proyectamos nuestras imágenes internas en el mundo. La Gioconda por ejemplo. Una mujer misteriosa que nos mira y nos sonríe, envuelta en la profundidad de los tonos oscuros de la tierra. Estable. Triangular. Protagonista sobre un fondo natural que nos hace ver rocas y agua. Esto no es solamente un retrato. Es la evocación arquetípica de la Gran Madre. De la naturaleza misma.
La quinta sinfonía de Beethoven. El movimiento musical tan universalmente famoso, que en su inicio se repite tres veces antes de partir por la evolución del tema. ¿No es un arquetipo rítmico universalmente compartido el que nos hace partir a la de tres? ¡Uno, dos, tres, ya! O al revés.
El David de Miguel Ángel. Un espléndido y enorme joven mirando hacia la izquierda. ¿No es a la izquierda, de espaldas a la hipotética línea del tiempo, el lugar donde reside el futuro? No es casualidad que esta estatua se haya convertido en el símbolo de un período histórico que pretendía abandonar un pasado oscuro para renacer en un nuevo futuro: el Renacimiento.
Toda obra imbuida de arquetipos universales seguramente nos impactará profundamente. Resuena con lo que llevamos dentro y este encuentro suele expresarse con una simple frase: “Me gusta”.
Quien en la vida sea capaz de interpretar bien su arquetipo, o de crear obras arquetípicas, estará destinado a ser visto y surgirá entre la multitud. Será reconocible y reconocido. El matrimonio con nuestro verdadero Yo es el mayor regalo que podemos hacernos a nosotros mismos.
Conclusión
Jung creía que los arquetipos representan personalidades y circunstancias básicas de la vida. El tarot de Orishas toca el concepto de circunstancias y se centra en el de personalidad. Yemayá, Obbatalá, Oshumaré y otros son dibujos de prototipos arquetípicos, cuya finalidad es ayudar al “jugador” a identificar en sí mismo y en los demás las fuerzas que rigen las personalidades para promover un mejor conocimiento de sí mismo y de los demás, con todas las ventajas que esto implica. Entender que nuestro jefe es un Shangó sombra, nuestra madre es una Oyá luz, la persona a quien le hemos confiado el cuidado de nuestra mente es un Obbatalá sombra, puede ayudarnos a reconocer de antemano problemas futuros o a comprender los motivos de conductas que nos parecen inusuales porque están lejos de nuestra forma de ver el mundo. Entender cuál es nuestro Orisha dominante y qué otros Orishas pueblan nuestra psique, activa en nosotros un proceso de identificación, que hará más fácil comprender lo que queremos en la vida. Y además, completar este proceso con acciones rituales psicomágicas nos proporcionará una ayuda “extra” en el camino hacia la autorrealización.
Aunque una persona está impregnada de múltiples arquetipos, Jung señaló que, por lo general, uno tiende a ser predominante. Ese será nuestro Orisha principal, aquel a quien dedicaremos un altar permanente.